miércoles, 18 de febrero de 2009

PARA LOS MALOS FOTÓGRAFOS



La vulnerabilidad y la sensibilidad pueden terminar en las mismas tres sílabas, pero el concepto es lejanamente parecido, al menos para mi alma, que pocos, ignorantemente confunden.

La confunden porque no conocen, si saben sentir al otro, porque no aprenden hacer introspección con teleobjetivo, ni con enfoque y desenfoque, no saben balancear blancos para los colores más bellos, sólo a veces un close up, tan rápido que queda mal capturada la que creyeron iba a ser la mejor fotografía.

Para disparar la cámara, como diría Susang Sontag hay que saber que le espera después de hacerlo, porque quien no sabe usarla, puede parecer en vez de un aparato mecánico, un fusil apuntando a la mirada del alma, a su mundo. Una fotografía inadecuada, es un ataque al alma, agresivamente robada; y es para mí, entonces, saber conocer, saber oler, saborear, escuchar y oír…que es distinto, también.

Así que mis lágrimas, mi risa, y mi nostalgia, son emociones que siempre tienen y tendrán un profundo significado para mi y los míos, Sensibilidad, no de luz sino de verraquera, empuje y signo de ser una mujer maravillosamente escogida por Dios y profundamente felíz.