domingo, 15 de marzo de 2009

El esqueleto de mi miedo es la cuna de un país violento. Las armas son las miradas, las palabras y el ruido ensordecedor de un silencio lleno de huesos.

No quites el calor y la fuerza de tus manos de las mías, apretémoslas mientras ellas nos escriben en la piel que estamos juntos en esto, sólo piensa en que podemos contar esta historia y escribirla en algún lugar...


En eso estaba ocupado mi Corazón, abrazando el tuyo con fuerza, al punto de no saber cuál era el tuyo o el mío, en eso estaba él, tratando de hacer consciente a nuestras manos que estuvieran juntas, aunque ellas hacían bien su trabajo desde antes. Así no supiera que la calma de mis ojos hubiera pedido permiso para huir, estaba ahí para dártela a ti.


Sólo fue un mal momento, ahora todo está con la misma fuerza de nuestras manos, nuestras almas, y una mejor sonrisa para otra fotografía.

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